Nuestros chuletones, por sí solos, ya son una alegría para cualquier carnívoro. Pero si encima le añadimos todo esto, se convierte en un menú perfecto para compartir (es broma, quédatelo todo para ti y quien quiera uno que se lo compre)
Un queso St. Felicien: es un queso termizado de vaca. Lo sé, te has quedado igual. Pero es que tiene una suavidad y una cremosidad, que cuando notes cómo se te deshace en tu boca te vas a acordar de él toda tu vida.
Un poco de jamón ibérico cortado a cuchillo: JAMÓN. IBÉRICO. Esas dos palabras son suficientes para tener claro lo bueno que está.
Y una tarta de queso azul asturiano de postre: igual cuando llegues al postre estás lleno y no puedes más. Pero como sabemos que siempre hay que dejar un hueco, te hemos puesto un postre acorde con los demás productos. Espectacular. La guinda perfecta para terminar y decir: ¡Joder, que a gusto me he quedado!